viernes, mayo 27, 2011

Duelo (y 3)

Y se marchó también el invierno con su mirada serena, de ojos grises, casi blancos.

Su piel anudada, casi como la corteza de un árbol.

Su expresión siempre quieta, recordando.

Se marchó como una época, dejando tras de sí miles de recuerdos.


Su memoria era un niño que jugaba siempre lejos,

por mucho que quisiera, ya no era de este mundo.

por mucho que su cuerpo fuera el de ella,

ya se había marchado.


Y se marchó y con ella se fueron todos los abuelos,

todas las historias,

la puerta con aquellos tiempos.

Y sus hijos pasaron a ser los nuevos abuelos.


Se marchó una época que siempre tuvo la mano tendida,

la mesa puesta, el calor en la chimenea.


Y siente uno en su ausencia que la rueda gira,

que la cadencia del tiempo no se detiene nunca.


Ahí estaba ella sentada en el sillón rumiando sus recuerdos,

siempre dispuesta a contar la misma historia.


Ahora seré yo el que guarde su historia y quién sabe si algún día,

contársela a mis nietos.

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