viernes, enero 28, 2011

El Gong

Un video para tener de fondo mientras lees el post:

http://www.youtube.com/watch?v=3hncJzoAiAw


El sonido irrumpe como un estallido primigenio.

Prende y se propaga indemorable.

A su paso el silencio se agita como un lienzo de tela que cubre una ventana abierta.

Es una danza entre gemelos, un baile que te estremece.

La vibración sacude tu cuerpo y enciende tu presencia. Tu alma se asoma.

La mente se desmorona una vez más. No hay pensamiento que se entrometa.

El silencio continúa su baile, toca tu piel, tus células.

Va recorriendo todo tu ser hasta que, inexorable, se aleja.

Sientes desvanecerse la vibración muy lentamente, como una llama atada a una vela.

Poco a poco, el silencio se serena…

Ya solo lo mece tu respiración.

Es un movimiento profundo, como una corriente que surca el océano abisal.

El sonido se marchó con tus pensamientos.

Se llevó el ruido y te devolvió la consciencia.


viernes, enero 21, 2011

Déjà vu

La corriente me lleva como brizna de hierba caída en el agua.
Me veo recorriendo el curso del tiempo en una galería de viejos cuadros.
Todos los he vivido y los vivo ahora, mientras mi cuerpo aguarda en alguna parte.
Hay historias que ya dijeron adiós, hogueras que ya se apagaron,
canciones que dejaron de sonar, vasos vacíos, sentimientos gastados.
Hay relojes doblados y un mar de colores deshilachados.
Todos dejan en mí una profunda impresión, una mística sensación.
Y es que siento que los he vivido, aunque no sé ni dónde ni cuándo.
Algunos me llevan a pensar en sueños de los que desperté preguntándome,
otros en vidas que pertenecieron a otras personas,
quizás con estos mismos átomos.
Su luz me alcanza para hacerme mirar hacia el Universo,
como una estrella extinguida.
No puedo evitar el pensar que eso soy yo, una especie de recuerdo,
un momento pasajero en tu memoria,
algo que ya ha ocurrido pero que, al mismo tiempo,
está ocurriendo ahora.

domingo, enero 16, 2011

Momentos en los que vislumbro mi naturaleza

Empiezo a sentirme abrumado, exhausto y necesito hundirme en lo más profundo de mí mismo. Mi mente no se adentra allá, está demasiado cansada de tanto rodar. Me siento ante el abismo y simplemente aguardo a que algo se proyecte en él. Algo de mí, algo que aprender.
Ocurre entonces que mi realidad se deforma y van acudiendo a ese estado informe que es el ahora una miríada de imágenes, algunos son recuerdos, intuiciones, emociones y sentimientos. Y los voy viviendo todos, me entrego, me rindo, no analizo nada.
Únicamente experimento todo ese movimiento, dejando que se me vaya abriendo la herida, una suerte de placentera melancolía que me arrulla y me araña. E inmerso en ese estado primordial soy capaz de reconocer qué hay de verdadero en mí y cuánto necesito desechar. Una consciencia desgarrada recorre mis entrañas y su estela es una vibración que se desborda. Siento que voy a estallar de emoción, que me voy a diluir por fin en ese magma que me reclama. Quiero gritar pero, una vez más, comienza el chasquido de las teclas y el baile de palabras en la pantalla. Siento la corriente traspasarme y volar hacia ella. Estoy conectado a un ritual muy antiguo, a un momento sagrado.
Y de repente, algo cambia. Mi mente vuelve a la carga. Me doy cuenta de dónde estoy, de las personas que están sentadas cerca de mí. Empiezo a preguntarme si alguién me estará viendo escribir y qué pensarán de mí. He vuelto a la realidad, me voy conectando a mis deberes y miedos y miro al reloj para situarme en el mundo.
Durante unos segundos leo lo que hay en la pantaalla, sonrío y lo guardo. Siento que ahí está mi naturaleza y que no le daré la espalda. La escucharé y me entregaré a ella. Emprenderé ese viaje una y otra vez y me iré trayendo un poco de vuelta.

miércoles, enero 05, 2011

Por qué escribo

Escribo porque soy sensible ante la vida y necesito comunicarme con el sentimiento que me produce estar en este mundo. Porque, cuando estoy frente a la pantalla del ordenador, puedo dilucidar qué es verdadero y qué no lo es. Porque en ese momento me siento conectado con el Todo y ya no estoy solo, ya no hay miedo, soy libre.
De este modo, me sumo a los comentarios de escritores que aparecieron en el Semanal de El País el pasado Domingo 2 de enero.

sábado, enero 01, 2011

Bannockburn


24-Junio-1314
Robert The Bruce
King of Scots
No luchamos por la gloria ni por riquezas, ni siquiera por el honor, sino que solo y únicamente luchamos por la libertad, la cual ningún hombre bueno rinde sino es con su vida.
 
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