martes, enero 30, 2007

Confianza

Algo se estremece dentro cuando azota el viento de la inseguridad. Hechos como estamos de pedacitos de eternidad, nos identificamos con lo efímero, dando forma a los miedos que cincelan la calma y nublan el camino. Hay momentos en que nada nos parece posible, en los que el cambio nos atemoriza, en los que no estamos seguros de ser lo que somos. Un día cambia nuestra percepción y nuestros sueños parecen convertirse en amenazas que nos arrojan a la corriente de la ansiedad. No sabemos si creemos, no sabemos si estamos errando, no percibimos siquiera el aire que siempre corre ni vemos la luz como en los días serenos. Si, algo se estremece bajo la piel, la tensión de un mañana que amenaza como una losa a punto de caer sobre nosotros. Pero algo sucede, algo emerge de la turbidez del día y una señal se perfila delante de nosotros descubriéndonos el instante. Volvemos al momento y nos centramos en el ahora, una luz perfora la armadura del miedo y la duda y volvemos a prescindir del tiempo para ver de nuevo el camino bajo nuestros pies. Unos ojos que brillan, unas palabras que se dirigen a nosostros desde el otro lado de un libro, de una voz que nos reclama, de una canción que nos devuelve a la infancia, de una tristeza que nos acaricia con dedos de humildad. Entonces volvemos a observar alrededor nuestro, a contemplar el mundo real y no el de nuestros embelesos, apartamos los quebrantos producidos por nuestra mente al tratar de capurar el tiempo y reafirmamos nuestro juramento. Seguir caminando, seguir luchando para atraer hasta este mundo nuestros sueños. Confiar en que nuestro corazón nos guiará desde el silencio.

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