Para algunos el horizonte es un mañana que cada día van colmando de sueños.
Allá están las colinas donde un día irán de noche a contar estrellas,
los ideales por los que un día se decidirán a salir a la calle,
los momentos en los que pedirán perdón y se aceptarán,
o aquellos en los que dejarán atrás el miedo y se atreverán a decir te quiero.
Para otros el horizonte es el ahora y hacia él guían sus pasos.
Miran continuamente hacia las colinas para no perder de vista su objetivo.
Su mirada en las nubes y el cielo cambiante.
Su corazón hablándoles siempre de las estrellas.
Se entregan a sus ideales escogiendo cada uno de sus pasos.
Saben que cometerán muchos errores y que sufrirán abriendo camino.
Conversan con su luz y con su sombra y se lanzan a vivir una vida sin certezas.
Te esperarán al atardecer con los ojos cargados de esperanza y te dirán lo que tal vez no quieras oír.
Los unos los llamarán locos y se reirán de ellos por parecer diferentes.
En su interior sentirán una rabia que disfrazarán de críticas feroces.
Los señalarán y buscarán la forma de hacerlos desaparecer.
No pueden permitir que los otros vivan en el mañana en el que ellos fueron secuestrando sus sueños.
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