jueves, septiembre 11, 2008

Para mi padre


No te detengas padre, nunca te detengas.
Hoy te jubilas, dejas el trabajo de tantos años, imposible no echar la vista atrás.
Observa con la tristeza justa, no te embriagues de melancolía. No es baladí decirte que se abren nuevos caminos, el resto de toda una vida. Puedes volverte, comprobar lo bueno que hiciste, no son necesarios los homenajes ni las ofrendas, lo importante es lo que llevas dentro. Nadie tiene que decírtelo pues bien lo sabes, lo diste todo y eso no lo olvidan los corazones, aunque a veces quieran olvidarlo las personas. Hay mucho miedo papá.
Yo no necesito señalar una fecha en el calendario ni rememorar grandes gestas o mítines multitudinarios. A mí me valen los momentos cotidianos, los momentos anónimos. Nosotros tomándonos unas cervezas, hablando de nuestras cosas. Felicidad desnuda de honores ajenos y de recompensas mayores que la buena compañía. Sonrisas verdaderas alrededor de una mesa. Gente llana, humilde, que viene de andar sus caminos y comparte junto a una hoguera.
No necesito pues decirte nada que no te haya dicho antes, es sólo una página más que escribo, otra parte de mi aliento que extraigo para ofrecértela a ti, que hace tiempo que dejaste de ser sólo mi padre y pasaste a ser mi amigo.
Estoy contigo siempre.

No hay comentarios:

 
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.