viernes, marzo 14, 2008

Tesis

Han sido sólo un par de semanas, catorce o quince días, en que mis huellas se han impregnado de otro arte distinto al de arañar las entrañas y cincelar palabras. Ha sido un camino distinto, de concentración, de técnica, de templar nervios y caminar con los dientes apretados para cerrar un capítulo de mi vida. Cinco años en que he empleado muchas de mis fuerzas, donde he encontrado desilusión y, en ocasiones, un agotamiento tan grande que hasta se me torcía el rumbo. También un camino de superación, de encuentro, de expansión, de lucha por ser honesto, por defender el trabajo de otros que anduvieron conmigo y me dieron su aliento, de toda una serie de personas a las que dedico este agradecimiento:

Aunque exista una carrera diseñada para obtener un título, y mucha gente siga los mismos pasos y, al final, pueda denominarse de la misma forma lo que han hecho en el tiempo empleado, sin duda cada persona recorre un camino propio y, no sólo son diferentes los resultados obtenidos en el plano profesional, sino también en el personal que, en definitiva, es el que importa y con el que uno se queda cuando cierra un capítulo y se acerca la hora de abrir uno nuevo.

En este momento en que me encuentro, cerrando el trabajo realizado en los últimos años, encaramado en lo alto del camino que he venido recorriendo para llegar a presentar esta Tesis Doctoral y, antes de decidirme a seguir andando por una nueva senda dentro de mi proyecto de vida, es momento de devolver, en estas líneas, parte de todo lo que he recibido, de agradecer los momentos que realmente han definido mi camino hacia ese título de Doctor que puede parecer siempre el mismo, pero que para cada uno presenta connotaciones muy diferentes, pues se compone de muchos momentos vividos, con muchas personas distintas, que serán las que, en definitiva, lean estas palabras y se vean reflejadas como parte de este proyecto que culmina.

Siguiendo un orden cronológico, quiero agradecer en primer lugar a mis compañeras de carrera, Masé, Toñi, Mar, Mariade y Sonia por haberme aportado parte de esa serenidad con que afrontaban las clases, las prácticas, las interminables jornadas en la Facultad. Sin ellas, sin ese ambiente disciplinado, habría sido para mí muy difícil llegar siquiera a finalizar la carrera. Fueron sin duda el contrapeso a mis inquietudes más irreverentes y mi rebeldía autodestructiva. Sabéis que cada cierto tiempo me lo planteaba todo y sí, al final tuve que reconocer que el problema no estaba tanto en cambiar lo que estaba haciendo sino el cómo lo estaba llevando a cabo, sosegarme para no perder la perspectiva y, con ella, la paciencia. Por todo ello, gracias.

En segundo lugar, quiero referirme a dos personas cuyo brillo me ha mantenido dentro de este Departamento, cuya presencia en mi vida ha marcado un antes y un después. Ellos me han permitido canalizar todo lo que llevaba dentro y poder creer que podía trabajar en esto de la ciencia a pesar de mis altibajos. Me refiero a Pilar Mendiola y Jorge de Costa, mi hogar en la Facultad de Biología, el espacio donde puedo sentarme, charlar y pedir consejo. Creo que no hay nada mejor que sentir ese lugar del que uno forma parte y al que puede recurrir cuando las cosas se tuercen. Mi agradecimiento hacia vosotros es enorme, espero que con estas palabras podáis entender el orgullo que siento de defender nuestro trabajo, siendo vosotros dos los directores de este proyecto que termina y sigue a la vez, pues espero continuar formando parte de este equipo increíble que hemos creado. Gracias.

Al resto de profesores del Departamento de Fisiología Animal de la Facultad de Biología, quiero darles las gracias por haberme arropado y enseñado tantas cosas, especialmente a Francisco Javier Martínez, José Ángel López, Juan Antonio Madrid y Marian Rol, todos ellos bajo la dirección de Salvador Zamora, quien ha hecho posible este equipo. Espero haber dejado, durante este tiempo, algo bueno en vosotros y que me tengáis por compañero y amigo.

También, tengo mucho que agradecer a todos mis compañeros de Departamento. Creo que, juntos, hemos conformado un ambiente genial donde aunar trabajo y amistad, un ambiente que uno echa de menos cuando pasa tiempo alejado y al que vuelve feliz por formar parte de él. Desde que me incorporé al Departamento he tenido unos compañeros increíbles, empezando por Diego y Luisa , con los que me batí con todos los problemas posibles durante la experimentación y establecí una conexión especial. También ha estado Vicente Seco, que poco a poco se ha ido convirtiendo en mi compañero de fatigas con los sargos. Gracias por haber estado ahí todo este tiempo. Igualmente, quiero dar las gracias a los, por entonces, “casi doctores”, que respondían a las preguntas que iban surgiendo en los comienzos, a Vera, mi maestra en el mundo de las cápsulas; a Manolo y Pepa, y a todos los que han ido sucediéndose después, manteniendo ese espíritu maravilloso: Ronald, Hamilton, Pablo, Víctor, Fátima, María Jesús, Laura, José Fernando, Catarina, José Antonio, Bea, Tere, Juan Antonio, Alejandro...Muchas gracias a todos, os llevaré siempre conmigo.

Quiero hacerles llegar mi cariño a la gente del Departamento de Biología Animal de la Facultad de Biología de la Universidad de la Laguna, Tenerife, por haberme recibido tan bien durante los dos meses de estancia que permanecí con ellos y, en los que me sentí parte de ese grupo humano increíble. Gracias Cova, Pepa, Mercedes, Noe, Lupe, Virginia, Ana Bolaños, Marga, Melo... Sois luz.

También quiero agradecer al IMIDA de San Pedro del Pinatar por haberse mostrado siempre tan receptivos con nosotros y habernos permitido usar sus instalaciones. Gracias Lola.

Una parte esencial de lo que soy la conforman mi familia y mis amigos, con los que comparto mi vida y con los que siempre puedo tomar una cerveza y echar unas risas, apartar las penas y dar paso a la alegría, disfrutando de las cosas cotidianas. Gracias mamá y papá, hermanos. Gracias Domingo y Javi, siempre seréis mis amigos, gracias Keko, Franber, David, Martín, Julio, y todos los que me habéis demostrado que merece la pena seguir luchando, que estamos en ello y que aún nos queda mucho por hacer.

Por último, quiero dar las gracias a mi preciosa compañera, mi Otra Parte, la luz que encontré ya iniciado en este proyecto y que me está enseñando a afrontar la vida con una calma y una paz nuevas. Desde que te conocí guardo esa ágata conmigo y por muy lejos que esté, frente al mar o mirando las estrellas, sonreiré con el corazón contento pues, dos caminos que anduvieron tan distantes el uno del otro, al fin convergieron y, en medio del universo, he podido encontrarte. Mila, gracias por existir.




1 comentario:

alcuadrado dijo...

Como siempre que te leo me emociona escuchar tus pasos. Eres muy grande querido Pedro...

 
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