Cierra los ojos y céntrate en el ahora,
Respira con el abdomen y visualiza.
Estás en un claro en mitad de un bosque.
Frente a ti hay una charca de agua limpia.
Para disfrutar del poder sanador de ese agua cristalina,
necesitas despojarte de todo lo accesorio.
Lentamente te vas desprendiendo de tu ropa,
muy despacio, al ritmo de tu respiración.
Una vez desnudo puedes sentir bajo tus pies la hierba
y sobre tu piel la brisa fresca.
Puedes oír el vibrar de las ramas y el canto de los pájaros.
Te acercas un poco más a la charca pero antes,
decides desprenderte de tu rostro, de todo lo que construye la imagen que tienes de ti
Como si se tratara de una segunda capa de ropa,
te despojas de tu piel y, con ella, de tus pensamientos.
Ya no existen barreras entre tú y lo que te rodea
Ya puedes meterte en el agua,
sentirte parte de ella, de la naturaleza, del universo.
Permítete sentir la unidad, siente cómo te fundes con el todo,
sin perder la conciencia,
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