jueves, febrero 25, 2010

Direcciones cuando las fuerzas se agotan


A veces hay que seguir aún cuando todo parece perdido, cuando las fuerzas se agotan y el entusiasmo se apaga. Nuestra experiencia nos dice que otras veces ya nos sentimos cansados, vencidos, que estuvimos tentados de rendirnos. En todas esas ocasiones descendimos, escuchamos a nuestros miedos, nos dejamos enredar por los demonios que quieren que no se encienda nuestra llama. Pasamos tiempo perdidos, consumiendo energías en seguir otros rumbos que no sentíamos. Al final decidimos regresar y ser consecuentes con nuestro propio camino. Continuamos con dudas, tratando de apreciar las señales que el universo pudiera poner delante nuestro. Recogiendo pedazos de calma, volvimos a escuchar nuestro corazón y allí apareció de nuevo una puerta abierta, una dirección.

lunes, febrero 15, 2010

Los que se buscan en la oscuridad

Leo de Paulo Coelho: "Un guerrero de la luz a veces piensa: «Todo lo que yo no haga, no será hecho.»
Pero no es exactamente así: él debe actuar, pero debe dejar también que el Universo actúe en su debido momento."

Tomo aire y me encuentro en algún lugar de mí mismo. Busco la conciencia de que estoy haciendo lo correcto. Lo demás no depende de mí. Me entrego a vivir la vida presente donde, por mucho que le pese a mi mente, las certezas son las que uno se invente. Como decía la canción de Aute: “el que pone reglas al juego, se engaña si dice que es jugador.”
Hoy debo mostrarme seguro de que estoy en la vida, de que voy a salir a la calle de la incertidumbre, que voy a dar un paso y otro motivado por mi fe y mi luz, con la confianza de que el Universo manifestará los dones de quienes se buscan en la oscuridad.

domingo, febrero 14, 2010

Olivo viejo de la Murta


lunes, febrero 01, 2010

Mi ritual eres tú

Camino por Murcia sintiéndome como un fantasma. Mi sombra avanza impetuosa por Trapería mientras que soy yo el que arrastra por el suelo. Trato de no pensar aunque mi mente se revuelve como una fiera acosada, aunque las nuevas formas del miedo me atraviesan el alma. Sé qué es lo que tengo que hacer, he estado un sinfín de veces frente a un psicólogo, respirar hondo con el abdomen, no pensar. El sol me araña los ojos y me impide abrirlos del todo. El mundo que me rodea me resulta ajeno y ligeramente hostil puesto que me recuerda que me he vuelto a chocar con la ansiedad y el pánico. De nuevo he de regresar a las raíces, volver a ser niño para madurar, realizar los rituales para retomar la pureza, los sentimientos verdaderos. Entonces, a poco de alcanzar la plaza de la catedral, me encuentro contigo. Te me acercas sonriendo, me das un beso, clavas en mí tus ojos y me coges de la mano. Me preguntas cómo me encuentro. Todo me lleva a decirte que mal, que me siento como un fantasma. Pero me niego, me resisto a sentirme desgraciado teniéndote a mi lado. Mi ritual eres tú.
 
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