Hace un rato la noche ha vencido, y lo celebra desplegando su encanto en la playa.
Mar salado y cielo estrellado, ambos se dan la mano mientras una luna regordeta se encarama en lo alto. Su luz se derrama y se enreda en el agua que me lame los pies. El agua retrocede y se lleva mi cansancio, también algo de nostalgia.
Estoy fatigado y también ebrio, es noche de brindar con los recuerdos.
Las lágrimas y la sonrisa se suceden, casi se confunden, estoy triste y contento, dormido y despierto, solo y acompañado, es una noche de misterios.
La luna se recuesta y arrastra el viento escamas de sal. Pasa el tiempo y sigo hechizado, sin ganas de volver. Sé que llegará el día, que me bañará el amanecer. Pero ahora siento mi herida sangrante y debo dejarla correr, que fluya y se agote que no quiero temer.
Volverá el día y volveré a caminar. La herida será cicatriz.
