De vuelta

Aquí estoy de vuelta, encantado de que me recibas tras tu puerta.

He caminado mucho desde la última vez que nos encontramos, lo he hecho lo mejor que he podido y no me arrepiento.

Pero ahora estoy cansado y sólo siento alegría estando aquí en tu presencia.

Estoy cansado de buscar lejos, ahora quiero disfrutar de esta sencilla estancia, con mis recuerdos, con mis silencios.

De nuevo pastor de soledades, para observar las imágenes impresas desde el camino a mi retina y transformarlas en palabras. De nuevo la canción de la calma que me arropa en su casa, entre aromas añejos y el calor de las llamas, con el sabor de una cerveza y el repicar de las teclas haciendo brotar del blanco historias que, quien sabe, si no saldrán de este lugar, anidando entre ellas mi alma, o si decidirán salir volando a recorrer el mundo que anduve a posarse en otras ramas.

Lugares del camino (27)

Cañón de Almadenes (Cieza)

Carta a un amigo

Tengo apenas unos minutos para hundirme en mi pecho, cerrar los ojos y entregarme al ritual de las palabras, pienso en ti y escribo unas líneas...

Creo que hay almas en que se depositó una honda tristeza, que por vieja, a veces se vuelve retorcida y se afila, pero que también sabe dar consejos que muestran la realidad de la existencia sin las sombras del ego.
Quizás sea una forma poética de asumir la propia pena y esa tendencia al caos que uno descubre a medida que pasan los años y gana en observar a cuantos le rodean, pero uno percibe el mundo y lo interpreta y yo creo y defiendo a los que pastorean silencios y se lanzan a vivir con las entrañas al descubierto.
Desde este espacio místico que se me declara como único lugar posible de calma, quiero decir que me alegro de que en estas soledades, en estos silencios, haya podido encontrarme con otras luces encendidas al mundo, desarrapados, excéntricos y magos que, con unas gotas de locura, no se apartan de sus pasos por seguir los de nadie y brillan aunque subyazca la vieja tristeza con sus ínfulas de nostalgia.

Lugares del camino (26)

El pedáneo de Cañada del Trigo (Pinoso-Alicante) nos cuenta amablemente que, aunque nació en Murcia, lleva treinta años viviendo en este pueblo de Alicante. Nos encontramos ante un majestuoso pino que da nombre a un puñado de casas cercanas al pueblo (Casas del Pino) y, escuchándole hablar, sencillo y abierto, me queda la tranquilidad de que este viejo ejemplar se encuentra respaldado por esas gentes que, afirma, se tendrían que ir de allí si al pino le ocurriera algo. Ellos se encargan de podarlo, la nieve se acumula en sus ramas en invierno y peligran los tejados cercanos, fulmigarlo y regarlo. Los vecinos de la zona se sienten orgullosos del pino, les da sombra en verano y una vista magnífica cada día.

Lugares del camino (25)

Aferrado a la vida